jueves, 18 de diciembre de 2008

Home sweet home

Ayer no tuve fuerzas para escribirte. Llegué a Valencia por la mañana y, hasta ahora, las nueve y media de la noche del día siguiente, no la he soltado ni para coger aire. No te puedes ni imaginar lo intenso que puede llegar a ser un abrazo, lo fácil que es detener el tiempo cuando ella está aquí conmigo.
En el avión de vuelta a casa, no podía pensar en otra cosa más que en ese momento, en ese instante en el que mis ojos se iban a encontrar con los suyos. ¿Seguiría sientiendo lo mismo? Creo que cada noche en Londres me dormí tratando de responder a esta pregunta. Por teléfono y por messenger, es muy fácil decir Te Quiero, te echo de menos...lo complicado es, después de tres meses sin vernos, mirarnos y sentir que el tiempo no ha pasado para nosotros, que todo sigue igual, que lo que sentimos va más allá de la distancia, que la confianza que nos tenemos sigue intacta...Sólo espero que me deje darle las gracias por hacer que lo complicado se haya convertido en un juego de niños para nosotros.

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