domingo, 30 de noviembre de 2008

LoNDoN eYe


Impresionante. Irrepetible. Inexplicable. Insustituible. Inimaginable. Creo que esos han sido mis 16.50 libras mejor invertidas desde que estoy aquí en Londres. ¿Que dónde las he invertido? Pues ni en la bolsa de la City, ni en alcohol, ni en apuntes... ayer viví treinta y cinco minutos mágicos en el London Eye.

Al principio no estaba muy convencido porque, tal y como están las cosas, me sabía mal gastarme tanto dinero en una "atracción". Pero, me decidí. Cogí mi cámara de fotos y me monté en una de esas burbujas que te suben al cielo para mostrarte la ciudad. El Big Ben, el Támesis, St.Paul's. Londres se detuvo bajo mis pies y yo me limité a aprovecharlo. Fue un momento inolvidable, y hubiese sido el mejor de mi vida, si hubiese estado ella a mi lado. El tiempo se hubiese detenido para siempre, si los dos hubiésemos compartido esos treinta y cinco minutos...Ayer prometí que volvería con ella. Con ella, y con los cientos de recuerdos que ya esconden estas calles.

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